El mercado laboral de Estados Unidos ha redondeado otro año boyante para el empleo. La tasa de paro cerró 2023 en el 3,7% y la economía generó 2,7 millones de puestos de trabajo en el conjunto del año. Con ello, en tres años —coincidiendo básicamente con la presidencia de Joe Biden— se han creado un total de 14,75 millones de empleos, una cifra récord lograda al calor de la recuperación de la pandemia, pero también gracias al vigor de la demanda y a los estímulos e incentivos fiscales que han atraído fuertes inversiones industriales.
La generación de empleo se ha enfriado un poco en el último tramo del año, pero las autoridades monetarias dan la bienvenida a ese aterrizaje suave que, si nada se tuerce, permite controlar la inflación sin entrar en una recesión. En diciembre se crearon 216.000 puestos de trabajo, según los datos difundidos este viernes por la Oficina de Estadísticas Laborales, dependiente del Departamento de Comercio. La cifra supera las previsiones de los analistas, que apuntaban a 170.000 empleos.
Estados Unidos ha generado empleo durante 36 meses consecutivos y la tasa de paro se mantiene por debajo del 4% durante 23 meses seguidos, algo no visto en décadas, aunque haya aumentado desde el mínimo del 3,4% que tocó en enero y abril. Pese a ese éxito, del que Biden no duda en sacar pecho cada vez que tiene ocasión, el malestar de los ciudadanos sobre la situación económica derivado de las fuertes subidas de precios se mantiene. La inflación ha bajado, y está ya en el entorno del 3%, pero eso no significa que el nivel de precios haya bajado, sino que sube más lentamente que hace un año.
La economía estadounidense ha mostrado una resistencia sorprendente. Desde hace año y medio los pronósticos de una recesión se han sucedido e incumplido uno tras otro. La economía, de hecho, aceleró con fuerza su crecimiento en el tercer trimestre hasta el mayor ritmo de 2021 gracias a la fortaleza del consumo, aparentemente inmune a la subida de los tipos de interés más agresiva en cuatro décadas. Las bolsas de ahorro acumulado durante la pandemia explican en parte esa fortaleza. La recesión ya no figura en el escenario central de los economistas, aunque no dan por conjurado del todo el riesgo.
Las dificultades para contratar con que se han encontrado numerosas empresas en la etapa de recuperación de la pandemia, cuando había muchas vacantes y pocos parados, sirven de algún modo de vacuna contra el aumento del paro, pues las empresas se lo piensan dos veces antes de prescindir de empleados por el debilitamiento de la demanda.
“El mercado laboral sigue tenso, pero las condiciones de oferta y demanda continúan equilibrándose mejor”, decía el presidente de la Reserva Federal, Jerome Powell, en la última rueda de prensa del año pasado. “La fuerte creación de empleo ha ido acompañada de un aumento de la de la oferta de mano de obra. La tasa de actividad ha aumentado desde el año pasado, sobre todo en el grupo de 25 a 54 años, y la inmigración ha vuelto a los niveles anteriores a la pandemia”, añadía.
La Casa Blanca, por su parte, destaca que en 2023 se registró la tasa más alta de mujeres en edad de trabajar desde 1948. El máximo anterior del 77,3% en abril de 2000 se ha superado durante casi todo el año. “La participación récord de este grupo en la población activa ha servido para impulsar los ingresos de los hogares estadounidenses y mantener fuerte el gasto de los consumidores”, sostiene el Consejo de Asesores Económicos de la Casa Blanca. También subraya que la economía alcanzó la menor brecha registrada entre las tasas de empleo de los trabajadores estadounidenses negros frente a los blancos, con una media de 0,7 puntos porcentuales.
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