La invasión de Ucrania por Rusia, la creciente posibilidad de que Putin gane la guerra o la probable vuelta de Donald Trump a La Casa Blanca, que prevén las encuestas, ha forzado a la Unión Europea a hablar sin tabúes de la necesidad de aumentar el gasto en Defensa y Seguridad. Hay coincidencia en el objetivo, no tanta en cómo financiarlo. El comisario de Economía, Paolo Gentiloni, plantea seguir el camino de financiación abierto con el Fondo de Recuperación: emisiones de deuda conjunta y recursos que se asignan a los países a cambio de compromisos de inversión. A Alemania no le gusta esa solución y ahí emerge la vía del Banco Europeo de Inversiones (BEI), que preside ahora la española Nadia Calviño.
“La experiencia que tuvo la Comisión Europea con la pandemia y la recuperación de los préstamos en el mercado financiero, que fue de cero a 100.000 millones anuales, fue muy positiva”, ha recordado Gentiloni a su llegada a Gante, donde se reúnen los ministros de Finanzas de la UE, el llamado Ecofin. “No digo que prolonguemos los fondos [del plan de Recuperación], pero podemos utilizar esta metodología para diferentes ámbitos y objetivos comunes y, entre ellos, la defensa es absolutamente crucial en este momento”, ha explicado el italiano, que muy probablemente no formará parte del próximo Ejecutivo europeo, al que le tocaría recoger este guante.
Los ministros de Finanzas, por ahora, no llegan a este punto. El español, Carlos Cuerpo, por ejemplo, ha evitado pedir financiación conjunta. “Es importante que, cuando enfocamos el elemento de Defensa, tengamos un angulo de industria europeo por definición. Luego ,las competencias de defensa son nacionales”.
El responsable alemán de Finanzas, en cambio, Christian Linder, ha dejado claro que esta perspectiva no le gusta. El ordoliberal germano, en horas muy bajas en su país, parece concursar para asumir el papel del “Mister No” en la UE. Ya jugó ese papel duro en las negociaciones para la reforma de las reglas fiscales y sus declaraciones en Gante dejan claro que no se apea de él al inicio de este debate que, muy probablemente, marcará buena parte de la política de la próxima legislatura europea. “Podemos apoyar a la industria de Seguridad y Defensa, por ejemplo, en sus esfuerzos de innovación e investigación, pero financiar la defensa en sí misma de manera comunitaria… No creo que sea un buen consejo económico”, ha zanjado.
Lindner había apuntado antes a otro mecanismo de financiación en el ámbito de la UE: “El Gobierno Federal apoya firmemente el hecho de que el BEI también facilite la financiación en el ámbito de la industria de la defensa y la seguridad del armamento”.
A esta institución miran ahora muchos gobierno europeos como la herramienta sobre la que tiene que descansar buena parte de las necesidades de inversión de la Unión en los próximos años. De hecho, le han pedido a Calviño que en un par de meses presente una revisión del concepto de material de doble uso (civil y militar) con la clara intención de ampliar las posibilidades de financiación en el sector de la Defensa que ahora tiene el BEI.
La ayuda del brazo financiero de la UE se antoja imprescindible si se suman también las necesidades de inversión ingentes que ha apuntado la presidenta del Banco Central Europeo (BCE), Christine Lagarde. La francesa ha sumado no solo la seguridad, también ha apuntado a la transición climática al decir que hacen falta 800.000 millones de euros al año a partir de 2031 si se quiere reducir el 90% la emisión de gases de efecto invernadero. A ellas hay que añadir otros 75.000 millones al año para alcanzar el compromiso adquirido por la mayoría de países de la UE, los que también forman parte de la OTAN, de llegar a una cantidad equivalente al 2% del PIB para gasto en Defensa.
Para lograrlo rápido, Lagarde ha apremiado a los Estados miembro a avanzar rápido en la integración de los mercados de capitales y lo ha hecho, de nuevo, poniendo números sobre la mesa, pues ha advertido que ahora salen del continente unos 250.000 millones al año hacia Estados Unidos. “Se arregla el tejado cuando brilla el sol, no cuando se tiene la tormenta encima”, ha declarado, presionando para que la UE no espere a que llegue una crisis para dar pasos en esa dirección.
También España o Francia tienen prisa para avanzar en esta dirección. El ministro español, de hecho, ha señalado en la rueda prensa posterior a la reunión que su deseo es que se avance rápido en esa integración: “Todos hemos coincidido en la urgencia y eso debe trasladarse lo antes posible a medidas concretas. Algunos ministros han puesto sobre la mesa la necesidad de ir hacia una supervisión más centralizada o a la necesidad de lanzar productos”.
Se refería Cuerpo a su homólogo francés, Bruno Le Maire, que nada más llegar a Gante ha lanzado con vehemencia una propuesta para que los países que estén dispuestos caminen hacia una integración mayor del mercado de capitales. “He estado seis años tratando de construir una unión del mercado de capitales. Mi conclusión es que empezar con los Veintisiete es imposible”, ha lanzado con mucha vehemencia.
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