La energía sigue cara en comparación histórica, pero observa ya por el retrovisor los vertiginosos picos del año pasado. Sin embargo, ese paulatino regreso a la normalidad, todavía a medio camino, no está haciendo tanta mella como cabría esperar en la cuenta de resultados de las principales empresas del sector.
Las cuatro mayores energéticas españolas ganaron 7.365 millones de euros en los nueve primeros de 2023, un 17,8% menos que en el mismo periodo del año anterior pero aún en zona de máximos históricos: los logrados, precisamente, en 2022. En ese cómputo no está incluida la mayor gasista y tercer eléctrica, Naturgy, que en febrero anunció que dejaría de presentar resultados trimestrales pero que acaba de revisar claramente al alza su previsión de beneficio para el conjunto del año.
Gran parte de esa capacidad de resistencia conjunta del sector tiene que ver con la buena marcha de Iberdrola. La mayor eléctrica española —y una de las mayores de Europa— se anotó un beneficio neto de 3.637 millones de euros entre enero y octubre, un 17,2% más que en el mismo periodo del año anterior. Y ha revisado sustancialmente al alza su previsión de beneficio para todo el año: “Crecerá a doble dígito”, ha prometido la dirección de la compañía a sus inversores.
Su principal competidora, Endesa, vio reducido en cambio su resultado neto en casi un 36%: de 1.651 a 1.059 millones. Esa caída responde, en parte, a la subida de tipos de interés, que le hace particular daño por su elevada deuda. La empresa que dirige José Bogas, sin embargo, ha aumentado sustancialmente su ganancia en el mercado libre de la luz tanto por la normalización de las condiciones de comercialización —con unos precios finales de venta sustancialmente más altos que antes de la crisis energética— como por el “mayor margen renovable”.
Entre las petroleras, Repsol ganó 2.785 millones entre enero y octubre, un 13,6% menos que un año antes pero la segunda mejor cifra de su historia solo por detrás de 2022. Cepsa, entretanto, pone la nota discordante: pese a la sustancial mejora de su cuenta de resultados en el tercer trimestre, los números rojos (-161 millones) contrastan con el abultado beneficio (982 millones, máximo histórico) cosechado en los nueve primeros meses de 2022.
Como Naturgy ha optado por no publicar resultados trimestrales, lo más lógico para completar el repóker es remitirse a la última financiera detallada que remitió a la Comisión Nacional del Mercado de Valores (CNMV), en julio, que arrojaba un importante aumento de sus ganancias netas en la primera mitad del año: 1.045 millones, un 88% más interanual. Hace tres semanas, además, la empresa que preside Francisco Reynés remitió una sintética nota en la que revisaba claramente al alza su proyección de beneficio bruto de explotación (ebitda) para el conjunto de 2023 hasta los 5.400 millones de euros, 400 más de lo previsto hasta ahora, “en base al escenario energético actual”.
Algo similar ocurre con Acciona Energía, que no publica resultados trimestrales pero que en la primera mitad del año aumentó en un 4% su beneficio neto, hasta los 405 millones de euros, pese a la caída en la cotización de la luz respecto al 2022 de récord. Este jueves, la compañía especializada en programas bilaterales de suministro de energía a largo plazo (PPA, en la jerga sectorial) se ha limitado a ratificar su previsión de entre 1.200 y 1.300 millones de euros de ebitda en todo 2023.
Miras fuera de España
La creciente internacionalización de los grandes nombres del sector —salvo Endesa, que hace casi una década vendió el negocio en América Latina a su matriz italia Enel, y Cepsa, que acaba de vender gran parte de su negocio de exploración y producción en Oriente Próximo— hace que una parte no menor del resultado de la plana mayor del sector —con Iberdrola y Repsol a la cabeza— provenga del exterior. En los últimos años, la eléctrica que preside Ignacio Sánchez Galán no ha dejado de ganar tamaño en Estados Unidos, Brasil o el Reino Unido, aunque España sigue siendo su mayor mercado de generación y venta de energía. También uno de los que mejor ha evolucionado en lo que va de 2023.
En el caso de Repsol, la apuesta por EE UU es cada vez más clara; tanto, que no descarta sacar a cotizar en Wall Street su filial de extracción de crudo y gas en 2026. Aunque su negocio en España sigue siendo mayoritario, la petrolera ha cargado con particular dureza contra el reciente impuesto extraordinario sobre el sector, que tilda de “ilegal” e “inconstitucional” y que, argumenta, “condiciona” sus “inversiones futuras en España”.
Debate sobre el impuesto
La temporada de presentación de resultados llega, precisamente, en pleno debate político sobre la continuidad de esa figura fiscal en la legislatura que echa a andar. En el acuerdo de Gobierno entre los socios de coalición, PSOE y Sumar, figura su mantenimiento más allá del 31 de diciembre, aunque revisada y readaptada para el año entrante. La negociación parlamentaria, no obstante, será ardua.
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