Nuestro sitio web utiliza cookies para mejorar y personalizar su experiencia y para mostrar anuncios (si los hay). Nuestro sitio web también puede incluir cookies de terceros como Google Adsense, Google Analytics, Youtube. Al utilizar el sitio web, usted acepta el uso de cookies. Hemos actualizado nuestra Política de Privacidad. Haga clic en el botón para consultar nuestra Política de privacidad.

Ser joven en España: vivir con 60 euros después de pagar el alquiler | Economía nacional e internacional

Ser joven en España: vivir con 60 euros después de pagar el alquiler | Economía nacional e internacional
Dos personas observan inmuebles en alquiler y en venta en un escaparate de una inmobiliaria ubicada en Palma de Mallorca.
(Foto de ARCHIVO)
28/6/2020
Matias Chiofalo (Matias Chiofalo)

Poco más de 60 euros: ese es el dinero que le quedaría a un joven para vivir después de pagar el alquiler. En concreto, tendría 61,22 euros para pasar el resto del mes si tuviera que afrontar el coste de una renta en solitario con el salario neto mediano anual correspondiente a su franja de edad, según las estimaciones del Observatorio de Emancipación del Consejo de la Juventud de España. El cruce de datos demuestra que la tardía edad de emancipación –se sitúa en los 29,8 años, más de tres años por encima de la media de la Unión Europea– no es porque los españoles sientan una especial pasión por el hogar paterno, sino porque la falta de recursos económicos propios los obliga a permanecer bajo el techo familiar.

Las cifras de la organización toman en cuenta que, en el primer semestre de 2023, el salario neto mediano de una persona menor de 30 años era de 12.062 euros al año. Esto, dividido entre 12 pagas, que es lo común en los sueldos bajos, daría 1.005,22 euros al mes. En ese mismo periodo, el alquiler mediano de un piso era de 944 euros mensuales, mientras que el coste de los suministros ascendía a unos 138 euros. El resultado es que, de afrontar el pago de un piso solo, a ese joven no solo no le quedaría dinero para gastar en comida, ropa, ocio y cualquier otra necesidad que se le presentara, sino que de hecho terminaría con una deuda de 77 euros.

Las dificultades para llegar a fin de mes con ese dinero obligan a que una parte importante de esta franja de la población (40%) opte por compartir piso con personas que no pertenecen a su familia. Situación que se agrava para los autónomos por las dificultades de obtener un crédito o un aval para alquilar. Y aunque los gastos se reducen, la cifra sigue en el límite de la recomendación del 30% sobre el salario de una persona. De hecho, Provivienda asegura que el 23,5% de los jóvenes sufre problemas de asequibilidad con la vivienda.

Los precios desmadrados del alquiler en el país superan en algunos casos los de París, Milán u otras capitales europeas. Y a pesar de que las condiciones laborales han mejorado durante el último año a causa de la reforma promovida durante la pasada legislatura, “el porcentaje de jóvenes que consiguen emanciparse sigue sin aumentar de manera significativa porque el mercado de la vivienda no termina de regularse”, explica Juan Antonio Báez, vicepresidente del Consejo de la Juventud de España.

En efecto, si bien el hecho de conseguir un puesto de trabajo facilita el acceso a un piso, este no parece ser el principal factor. Un artículo publicado en septiembre por Funcas recordaba que casi dos de cada tres personas de entre 25 y 34 años que viven con sus padres tiene un empleo, la mayoría a tiempo completo. De ahí que Raymond Torres, director de coyuntura del think tank, considere que un incremento salarial solo mejora la accesibilidad de una vivienda si aumenta la oferta.

España arrastra un déficit de inversión pública en vivienda que fue especialmente crítico en la etapa de Mariano Rajoy –2011 a 2018–, en la que en algún año no se llegó a los 500 millones de euros. Para 2023 se presupuestaron 3.477 millones, la mayor cifra en los últimos 20 años. El problema es que, aunque la inversión se ha multiplicado, el parque de vivienda público y asequible sigue pendiente.

El otro gran fleco es la implementación de la ley de vivienda. A día de hoy, la gran promesa de topar el precio del alquiler sigue sin cumplirse y todo apunta a que su implementación le traerá a la nueva ministra de esta cartera, Isabel Rodríguez, grandes quebraderos de cabeza debido a que todas las comunidades en las que gobierna el PP y Vox se niegan a declarar las ciudades como áreas con precios calientes y también hay partidos que han apoyado la investidura que están en contra de la medida.

Mientras el Gobierno busca fórmulas para obligar a su cumplimiento y los caseros analizan cómo esquivar la norma, lo cierto es que a día de hoy el 37,8% de los hogares en alquiler a precio de mercado quedan en situación de pobreza tras pagar su piso, según datos de Provivienda. En términos de sobreesfuerzo, es decir, de los hogares que destinan más del 30% de sus ingresos al pago de la vivienda –sin contar los suministros–, se alcanza casi a la mitad (47,5%) de todos los arrendatarios. “Estas condiciones suponen un coste de oportunidad que posterga los proyectos vitales de miles de jóvenes. No pueden tener hijos ni pensar en otros proyectos porque no tienen dinero ni para salir de casa de sus padres”, señala Báez.

Diferencia salarial entre compra y alquiler de un piso

La brecha. Los ingresos familiares netos necesarios para alquilar una vivienda son mucho más altos que los que se necesitan para comprarla, según un estudio publicado ayer por Idealista. Del informe se concluye que los ingresos necesarios para alquilar una vivienda de dos dormitorios y no superar el umbral del 30% de los ingresos que se recomienda se sitúa en los 31.550 euros netos anuales, un 46% más que lo necesario para la cuota hipotecaria en el caso de comprar la misma vivienda, que se sitúa en 21.561 euros netos, a lo que habría que añadir unos ahorros mínimos de 43.467 euros.

Regiones. Entre los grandes mercados, Valencia es el que registra una mayor diferencia entre los ingresos netos necesarios para el alquiler y la compra, ya que se sitúa en el 56%. Le siguen Barcelona (39%), Sevilla (33%), Bilbao (32%), Madrid (24%) y Málaga (15%). La capital catalana es la ciudad donde se exigen unos ingresos netos más elevados para acceder a una vivienda arrendada: 59.125 euros netos. En el lado opuesto está Ciudad Real, con 17.840 euros para alquilar una casa de dos dormitorios, según los datos del portal inmobiliario. 

Población. En términos demográficos, los datos de Provivienda muestran que las mujeres tienen más problemas para hacer frente al pago de un piso que los hombres (19,7% frente al 15,6%). Por su parte, casi el 60% de la población extranjera no comunitaria destina más del límite de su salario recomendado a pagar el alquiler, una cifra que cae hasta el 14% en el caso de los españoles. 

Umbral de pobreza. Un 17% de los hogares quedan bajo el umbral de la pobreza severa relativa después de pagar una casa. Ese dato en 2019 estaba en 15%, es decir, la situación ha empeorado.

Sigue toda la información de Cinco Días en Facebook, X y Linkedin, o en nuestra newsletter Agenda de Cinco Días

Regístrate gratis para seguir leyendo en Cinco Días

Si tienes cuenta en EL PAÍS, puedes utilizarla para identificarte

Gracias por leer Cinco Días

_

By Laura Salas

Te puede interesar