En su primer número del año, la prestigiosa revista norteamericana Track and Field News publica el ranking de los mejores del mundo por prueba del año anterior. En la lista de 2023, solo un atleta español figura como el mejor en su prueba. Son los 5.000m. Es Mo Katir, que acaba de ser suspendido provisionalmente por saltarse tres controles de dopaje (no estaba donde debía estar a la hora que había señalado) en un plazo de 12 meses. El Código Mundial Antidopaje (CMA) señala que tal infracción equivale a un positivo por presencia en el organismo de una sustancia prohibida y puede ser sancionado con una suspensión de hasta cuatro años.
“Como quiera que no estoy de acuerdo con la decisión adoptada por la AIU (la agencia antidopaje de la federación internacional, WA), me dispongo a discurrir a la misma para poder competir durante la tramitación del procedimiento”, señala Katir en un comunicado en el que, anticipándose a los organismos oficiales, hizo pública la noticia de su suspensión. Sin embargo, su determinación, que apela a la de la atleta nigeriana Tobi Amusan, plusmarquista mundial de 100m vallas, suspendida por saltarse tres controles y, pese a ello, blanqueada por su federación para competir en el Mundial de Budapest, puede chocar con la firmeza de la federación española en un año plagado de grandes competiciones en las que Katir debería ser la estrella. Aunque acababa de anunciar que renunciaba a competir en el Mundial de pista cubierta en Glasgow (1 a 3 de marzo), Katir había fijado sus objetivos en el verano, en los Europeos de Roma y en los Juegos de París.
En un comunicado, la Federación Española de Atletismo ha señalado que nada más recibir la notificación por parte de la unidad antidopaje de la federación internacional, WA, de la apertura del expediente a Katir había procedido a suspender su licencia. “Un atleta suspendido provisionalmente o con un expediente abierto por dopaje no cumple con los criterios de elegibilidad”, recuerda la federación. Según esta norma, aunque Katir consiguiera una suspensión cautelar de la sanción, el mejor atleta español, la mayor esperanza de medalla, no sería seleccionable para participar ni en los Europeos, en junio, ni en los Juegos, en agosto, a menos que en una insólita demostración de velocidad, el tribunal antidopaje de la federación resolviera a su favor en pocos meses. Una suspensión cautelar solo le daría derecho a competir individualmente en los mítines que le invitaran.
Katir ha puesto su caso en manos de Borja Osés, un abogado que supo lidiar y conseguir una declaración de inocencia para el atleta, en un caso similar, el del mediofondista Adel Mechaal, con tres problemas de localización también. Antes de los Juegos de Río 2016, Osés logró que el Comité Olímpico Español le permitiera competir, ya que entonces la federación internacional no había decretado una suspensión provisional. En enero de 2017, Mechaal fue sancionado 15 meses. Recurrió al Tribunal Arbitral del Deporte (TAS), que en una verdadera operación relámpago decidió que no había motivo para sanción en sus tres no shows. Mechaal pudo, así, competir en los Mundiales de Londres, en agosto.
Miguel Ángel Mostaza, el mánager del atleta que, a los 25 años, posee el récord de Europa de 5.000m (12m 45,01s) al aire libre y logró la medalla de plata en el Mundial de la distancia, superado solo por décimas por Jakob Ingebrigtsen en Budapest, el pasado verano, explica la situación como un problema de “despistes”, algunas veces forzados por la complicación del método de localización, centralizado por la Agencia Mundial Antidopaje (AMA) en el sistema Adams, en el que deben indicar trimestralmente en qué lugar estarán exactamente cada día y cada hora. Los cambios de planes, viajes imprevistos o decisiones de última hora deben actualizarse constantemente con mensajes desde el móvil. Pese a que los deportistas reciben avisos cuando los controladores llaman a su casa o al lugar en el que deban estar y no estén, y todos saben que la tercera ausencia supone una suspensión, muchos vuelven a equivocarse una tercera.
“No estamos ante un expediente de infracción de las normas de dopaje por el uso de sustancias o métodos prohibidos, ni siquiera por eludir controles fuera de competición. Se trata de un simple expediente derivado de la cumplimentación de datos en la plataforma Adams que ha podido generar fallos de localización”, señala Katir, tratando de minimizar la gravedad de su situación. El tercer no show ocurrió en octubre, cuando estaba entrenando en una pista cercana a su casa, en Mula (Murcia), a la hora en la que los controladores llamaban al timbre de su puerta. “En alguno de los fallos de localización reportados me encontraba disponible en lugar, fecha y horas aportadas por mi parte”. Aunque Katir, nacido en Marruecos, vive desde los cuatro años en Mula, apenas pasa algunos días del año en su casa. Su residencia más habitual son centros de preparación en altura, en Sierra Nevada, principalmente, en Font Romeu (Pirineos franceses) o en Ifrane, en el Atlas marroquí.
Katir había comenzado el año con una extraordinaria carrera de la milla en una reunión en Normandía. Se impuso con una marca de 3m 51,91s, a solo 12 centésimas del récord español de Mario García Romo. Cuando saltó la noticia de su suspensión, se encontraba en Valencia, donde la noche del miércoles estaba anunciado en una prueba de 5.000m en pista de 200m en la que intentaría batir el récord de Europa (12m 57,08s) del británico Marc Scott.
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